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Los cuentos

Mi madre cocinaba riquísimo, sin embargo era una actividad que no disfrutaba nada, siempre estaba tan a la carrera que preparar la comida era una cosa muy estresante. Por eso cuando ella y papá se casaron llegaron al acuerdo de que cuando tuvieran veinticinco años de matrimonio ella se "jubilaría" de la cocina.
Cuando yo nací llevaban dieciocho años de casados y mamá ya estaba bastante más liberada de esa tarea que llevaba tan mal, además de que los años de mayores problemas económicos habían pasado. Recuerdo que íbamos a comer fuera por lo menos una vez a la semana. Muchas veces íbamos a un pequeño restaurante que estaba a menos de cien metros de mi casa. Era un lugar muy modesto pero con buena comida, había comenzado como panadería, después se habían ampliado a carnicería y vender la comida preparada había sido algo así como el paso natural. Allí no había esas sillitas altas especiales para niños por lo que cuando me veían llegar un mesero iba corriendo a traer una caja de coca cola que pponía encima de la silla con un cojincito para que yo alcanzara la mesa, tendría yo unos cuatro años.



NO recuerdo qué comía en ese lugar porque para mi el verdadero gusto estaba al final de la comida, cuando papá me daba una monedota de un peso para mi solita





y yo me iba hacia la salida, donde estaba la caja registradora... allí había muchas golosinas, dulces de leche, chicles, cosas que podían ser postres pero al ladito tenían también una estantería con revistas, periódicos y comics de todos tipos. Yo les llamaba "los cuentos". Como yo tenía recién estrenada la habilidad de leer, me bebía todo lo que caía en mis manos y esa moneda que me daba papá me daba la posibilidad de elegir uno de esos "cuentos". Me emocionaba la sensación de que era yo quien lo compraba y que lo hacía por mi misma.

Muchas veces compraba un ejemplar de los Clásicos Infantiles Ilustrados porque tenían más texto y me tardaba más en terminarlos:



Otras veces compraba La pequeña Lulu, Periquita, Super Héroes o lo que hubiera... la cosa era elegir por mi misma y hacer que mi monedota de peso durara lo más posible...

9 comparten mis recuerdos:

Lena de mar dijo...

hermoso post!! esa caja de coca-cola es una reliquia, jajaja...

abracitos salinos para tu güera y para ti

Pena Mexicana dijo...

si, una reliquia, como todo lo que proviene de mi infancia ¡que ya está más bien lejos!
Besitos Lenita :)

Mari Triqui dijo...

jajajaja ... me río de tu respuesta a Lena...

Ay, chiquilla, qué prontito descubriste el gusto por elegir, ojear y comprar libros, qué suertuda la tuya!
Besos

Candela dijo...

jajajajaja, bonitas reliquias de infancia y al ver esas monedas no puedo dejar de recordar también el placer de mirarlas para verlas convertidas en libros o cómics. Las mías eran de cinco duros :) Besos muy fuertes.

Pena Mexicana dijo...

Glora: si, es lo que tiene... a veces me voy sintiendo parte de la exposición permanente del museo de arqueología jajajaja

Candela: es que era una emoción enorme! con cada moneda me podía comprar solamente UN cuento...

Juli Gan dijo...

Pena, ¿Te puedo preguntar una cosa que he recordado al ver la moneda de un peso? Desde cría he hecho colección de monedas y siempre me he preguntado: ¿Quién es el personaje de la moneda?

Pena Mexicana dijo...

Es José María Morelos y Pavón, uno de los más importantes héroes de la Independencia de México. Puedes encontrar una biografía de este personaje en esta dirección:

http://www.mexicodesconocido.com.mx/interior/index.php?p=nota&idNota=4207

Juli Gan dijo...

Gracias! No sabes la de veces que me lo pregunté de niña.

Pena Mexicana dijo...

Pues ya sabes, puedes preguntarme lo que quieras que yo con mucho gusto ampliaré tus dudas... jajajajaja

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